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El adiestramiento positivo no es algo nuevo, aunque lo parezca, es la recuperación de una relación perdida entre el perro y el Hombre.
Desde que el Hombre decide, por primera vez, asociarse con el perro para obtener de él toda una serie de útiles trabajos realizados con fidelidad y entrega, una de las mayores preocupaciones que hemos tenido ha sido la de conseguir adiestrar adecuadamente a estos maravillosos animales.
Sin entrar a valorar los criterios selectivos que, a lo largo de los siglos, han ido llevando a la aparición de más de 400 razas diferentes, lo cierto es que durante mucho tiempo, seguramente demasiado, la forma de abordar el trabajo con los perros ha sido errónea e incluso contraproducente.
Aunque no tenemos constancia fidedigna de ello podemos asegurar que en la antigüedad los hombres más que adiestrar a los perros se acoplaban a ellos, o, mejor dicho, los acoplaban a sus necesidades, quedándose, eso si, sólo con aquellos que cumplían su función de manera más eficiente.
Con el paso del tiempo, cuando el perro pasa a ser, cada vez más, un objeto de lujo, un animal de compañía, las personas empiezan a tomar caminos equivocados a la hora de educarlos. La búsqueda de la rapidez, la economía, unidas a una falta de interés por conocer en profundidad el carácter y la psicología de los perros, lleva a que se extiendan como un reguero de pólvora los métodos de adiestramiento negativos, es decir, aquellos en los que se consigue una respuesta dada en función de un castigo infligido si dicha respuesta no se da o se deja de dar.
Este tipo de trabajo provoca resultados rápidos y, al principio, muy afianzados, algo que muchos profesionales del adiestramiento con pocos escrúpulos, aprovecharon durante mucho tiempo para poder dar un servicio rápido, de bajo coste y por el que cobrar un precio muy beneficioso.
El problema es las consecuencias que se derivan, indefectiblemente, de este tipo de adiestramiento. Por un lado, las respuestas por miedo se dan mientras el miedo dura y si no se está dando el castigo de forma repetida y constante cada vez que se falla en la respuesta, al final el perro termina por dejar de hacer aquello que se le había enseñado. Pocos son los dueños con la preparación, el tiempo y, por qué no decirlo, el poco corazón, necesarios para estar castigando constantemente a su querido perro, por lo que muchos de los animales adiestrados así terminaban, al cabo de poco tiempo, volviendo a los comportamientos anteriores (con un poco de suerte) o (lo que es peor) viendo como su dueño era convencido para enrolarse en sesiones periódicas de escuela, club o como se las quiera llamar que, en realidad, se convertían en horas de tortura programada. ¿Suena duro? Pues es la cruda realidad. Quien haya visto hacer un apport forzado, o un ejercicio de “sentado” propinando una patada o un fustazo en el lomo del perro, o un “junto” por estrangulamiento, etc… sabe bien de lo que estamos hablando.
Afortunadamente, de unos años a esta parte la tendencia parece ir cambiando, poco a poco, y las técnicas de adiestramiento positivo se van imponiendo, tanto entre los profesionales de la materia como entre los propietarios, lo que es aún más importante.
El adiestramiento positivo busca obtener respuestas determinadas a base de reforzar la conducta del animal. Estas técnicas suelen ser más lentas de alcanzar, porque implican una labor de conocimiento del perro, para saber por dónde podemos ganarnos su confianza o su entusiasmo. También, a veces, dichas respuestas no son tan automáticas, tan limpias como en perros sometidos a adiestramiento negativo, pues el perro busca hacer las cosas para obtener una compensación, por placer, no por miedo, y el placer no siempre se valora igual, en tanto que el miedo siempre es máximo. Pero también, como dato favorable, las respuestas aprendidas con refuerzo positivo no se olvidan nunca ya que el perro sabe lo que tiene que hacer para obtener una compensación.
Jaime Vidal, “Santi” para casi todo el mundo, es uno de los profesionales más reconocidos de nuestro país en el campo del adiestramiento positivo. La Editorial Hispano-Europea es la responsable del Libro/DVD de este adiestrador, en el que nos desvela los principales principios y secretos para hacer un buen trabajo de adiestramiento positivo.
A partir del mes de Abril Sara Castillo (Cucocan) nos deleitará con sus artículos sobre la materia y esperamos que todos los interesados puedan comentar y preguntar aquello que más les interese. Mientras tanto, ¿qué mejor idea que empezar las vacaciones de Semana Santa con este interesante libro? ¡Cómprelo ya si aún no lo tiene!
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