Una raza equilibrada
Un pastor alemán debe ser equilibrado en todos los sentidos. El temperamento distintivo de esta raza es uno de los valores en los que se cimenta su popularidad.
El pastor alemán es un perro franco, noble, leal, y muy unido a su dueño y a la familia con la que convive. Originalmente dedicado al pastoreo y seleccionado durante años por sus aptitudes para el trabajo, las virtudes como guardián del Pastor Alemán son evidentes; sin embargo, el pastor alemán cumple también a la perfección como perro de compañía.
El pastor alemán es valeroso, vigilante y protector; posee un gran coraje y, se muestra “muy alemán” haciendo su trabajo, reflexivo, metódico y analítico ante cualquier situación. Cuando está trabajando no deja que nada le distraiga de su tarea, pero cuando llegan los momentos de ocio, el pastor alemán sabe disfrutar de ellos como muchos otros perros, jugando con su dueño, al que está íntimamente ligado.
Su carácter es uno de los pilares de la raza; por ello, los verdaderos aficionados al pastor alemán se esfuerzan en usar para la cría sólo los ejemplares que han demostrado ser poseedores del temperamento que se espera de un buen pastor alemán, lo que significa descartar a los perros tímidos, agresivos, miedosos o desequilibrados.
Los primeros criadores del pastor alemán se fijaron una meta: desarrollar su utilidad e inteligencia. El aspecto físico se convirtió en un asunto secundario. El pastor alemán ideal debe ser un perro equilibrado, valiente, pero no agresivo, como pasa con algunas razas de guarda y defensa. El equilibrio debe ser psíquico, para tener un perro útil, fiel y cumplidor con sus tareas, incansable trabajador y buen compañero del hombre, pero también físico, pues es necesario que el ejemplar sea fuerte y sano, capaz de hacer su trabajo durante muchos años.
Utilidad e inteligencia
El pastor alemán ha sido desde sus primeros días uno de los compañeros más fieles de las Fuerzas de Seguridad y del Ejército, con quienes ha desempeñado labores de perro policía y como detector de drogas y explosivos, etc.
El Pastor Alemán no es el típico perro que se levanta por la mañana y permanece el resto del día holgazaneando o pasando el rato de acá para allá. La raza tiene una inteligencia natural y una capacidad mental privilegiadas.
Es un perro nacido para trabajar, aprender, proteger, pastorear, etc… El Pastor Alemán disfruta con el trabajo y con el entrenamiento. Es una de las razas más entregadas a este proceso ya que disfruta tanto aprendiendo algo como ejecutándolo después.
El Pastor Alemán necesita aprender, entrenar y trabajar para desarrollarse de manera completa, física y psicológicamente. Además, a pesar de su temperamento fuerte, equilibrado y ascético, el Pastor Alemán precisa de la compañía de su amo y de su familia. Por lo tanto, el Pastor Alemán, el perro de trabajo por excelencia, es también un extraordinario animal de compañía, siempre que su equilibrio físico y mental sea satisfactorio.
Siendo la raza más famosa del mundo, se puede pensar que se trata de un animal apto para cualquier persona. No es así. El Pastor Alemán no es el perro adecuado para personas o familias que no tengan el tiempo suficiente para darle una actividad diaria y la posibilidad de desarrollar su potencial de trabajo.
En el mundo hay casi 400 razas oficialmente reconocidas, cada una de ellas con características físicas y temperamentos diferentes. Todos los perros tienen una función original para la que fueron seleccionados y, con el tiempo, dichas funciones se han visto ampliadas o adaptadas a nuevas actividades. Quien quiera tener un simple perro de compañía, o un animal que no de mucho trabajo debe olvidarse del Pastor Alemán en sus preferencias. Éste es un perro que trabaja y aprende todos los días de su vida.
EDUCACIÓN
El pastor alemán es un perro grande, fuerte y vigoroso y desde el primer momento se le debe enseñar a soportar la conducción con la correa y a mantener un contacto permanente con su guía. Con independencia de que se quiera emplear o no al perro en actividades deportivas o de crianza selectiva, es muy recomendable que el propietario de un pastor alemán acuda a un curso de adiestramiento básico, pues de esta manera conseguirá sacar un mayor rendimiento a las habilidades naturales de la raza y se fomentará un mayor equilibrio físico y psicológico en el animal.
SALUD
Como buen perro de trabajo, el pastor alemán es una raza bastante sana, que vive una media de 10 a 12 años. Al ser el Pastor Alemán la raza más controlada y sometida a estadísticas de salud del mundo, en muchas ocasiones aparece citada como propensa a determinadas enfermedades, lo cual dista mucho de ser exacto. Es cierto que aparece en las estadísticas, pero otras razas no aparecen por no estar tan rigurosamente vigiladas.
Entre las enfermedades típicas de la raza se cuentan afecciones articulares y óseas como las displasias de cadera y de codo, la artritis y la artrosis.
El pastor alemán puede padecer también problemas digestivos derivados de su morfología, como la torsión de estómago, o de su sensibilidad a determinados alimentos.
Para el Pastor Alemán, con un aparato digestivo tan delicado, es imprescindible que la alimentación que reciba sea de una elevada digestibilidad, con proteínas de alta calidad y con un nivel moderado de fibra.
Para evitar la torsión de estómago se debe intentar dividir la ración de comida diaria en dos, no alimentar al perro nunca inmediatamente después de hacer ejercicio ni en las horas de más calor en el verano.