Carlino: cuidados veterinarios

En los últimos tiempos la preocupación por la salud y el bienestar de los perros de pura raza ha llevado a que diferentes organismos centrales estén poniendo el acento en la selección de individuos sanos y funcionales, además de hermosos. El Kennel Club inglés, dentro de su programa denominado “Vigilancia de las Razas” ha puesto de manifiesto los puntos concretos que más le preocupan en el caso del Carlino. Por tanto, a la hora de seleccionar ejemplares de la raza se debe huir de aquellos que presenten evidentes dificultades respiratorias, que tengan los ojos muy prominentes o que no puedan cerrar completamente los párpados, que presenten un pliegue nasal excesivo o una nariz muy pequeña y que tengan un movimiento atípico.

Lo cierto es que los problemas respiratorios son los más comunes en la raza, debido a la especial conformación de su cabeza, a su corto hocico y a la forma de su nariz. Estas circunstancias les pueden llevar a severos episodios de estrés cuando el calor o el frío son excesivos, además de ser las responsables de su generalizada tendencia a roncar. Son también propensos a padecer alergias de diversa índole, con especial trascendencia en el caso de las cutáneas. En individuos jóvenes, de entre dos y tres años, aparece con cierta frecuencia una dolencia denominada Encefalitis del Carlino cuya causa es aún desconocida. Como ocurre con otras razas de cabeza grande y pelvis estrecha, los partos pueden ser dificultosos, terminando muchos de ellos en cesárea.

Al tener los ojos grandes, redondos y un tanto prominentes, las posibilidades de sufrir de queratitis, úlcera de córnea o lloriqueo constante, son grandes.

A los Carlinos les apasiona comer y tienen una gran tendencia a engordar. El sobrepeso aumenta la incidencia de los problemas respiratorios, pudiendo llegar a resultar fatales, además de incrementar exponencialmente las posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares, articulares, etc… El mejor consejo de salud para un Carlino es mantenerlo en el peso adecuado utilizando un alimento equilibrado y sano y someterlo a las dosis de ejercicio adecuadas a su edad y condición.

El Carlino es una raza con una longevidad por encima de la media, siendo muy habituales los casos de ejemplares que sobrepasan con creces los quince años de edad.

La mejor estrategia de salud para el propietario de un Carlino es actuar de manera preventiva, acudiendo con regularidad al veterinario para cumplimentar los pertinentes programas de vacunación y las revacunaciones anuales contra las enfermedades más comunes o contra otras de carácter estacional u obligadas por ley, como sucede con la rabia. Todo programa de vacunación debe estar complementado con otro de desparasitaciones internas y externas que actúen contra las infestaciones parasitarias que pueden servir como vectores de enfermedades muy serias o que pueden provocar la inefectividad de las vacunas al reducir la respuesta del sistema inmunitario a las mismas.

El veterinario, además, será el encargado de revisar el estado de la boca, ojos, oídos y piel, además de llevar un estricto control de la evolución del peso del Carlino en las diferentes etapas de su vida.

Es muy importante procurar al Boston Terrier una alimentación rica en nutrientes que mantengan en forma su musculatura y que proporcionen el nivel de grasas necesarios para su piel, pelo, ojos, etc… Lo fundamental es evitar, en la medida de lo posible, que esté obeso.

Dado que se trata de una raza de pelo corto, el Carlino no necesita de grandes cuidados estéticos. A pesar de todo, el Carlino muda y lo hace además de manera casi contínua si vive dentro de la casa, por lo que un cepillado semanal ayudará a eliminar el pelo muerto. Es importante cuidar y limpiar las arrugas de la nariz, procurando que estén libres de suciedad y, en la medida de lo posible, secas. Para hacerlo se pueden emplear toallitas especiales, similares a las utilizadas para desmaquillar. También es importante chequear rutinariamente el estado de limpieza de los oídos pues los Carlinos muestran una gran tendencia a producir grasa y cerumen que afecta al canal auditivo.

Se le bañará cuando esté realmente sucio, con cuidado de secarlo muy bien y no dejarle húmedo a la intemperie y se aprovechará el momento del baño para revisar el estado de las glándulas anales y para cortarle las uñas, con mucho cuidado de no llegar a la parte carnosa.

 

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