La historia real del Boxer como raza única y distintiva no arranca hasta el siglo XIX en la región alemana de Baviera. Hasta entonces no había existido nada parecido a una cría seria, científica y sistemática, a pesar de que se conoce de la existencia de perros de tipo parecido desde muchos siglos antes.
Probablemente el origen primero del Boxer está en los perros que llegaron a Europa dos mil años antes de Cristo acompañando a los Asirios. Aquellos dogos eran fuertes, resistentes, y dotados de una cabeza grande con una boca poderosa y un temperamento noble y valiente que los hacía ideales como perros de la guerra. Este tipo antiguo de perro se mezclaría después con los molosos que entraron en el continente por el Sur, a través de la ciudad albanesa de Molossis que les daría nombre, dando lugar al antecedente más claro de la raza, el conocido como Bullenbeisser, que era utilizado fundamentalmente para la caza.
La popularidad de los perros de pelea llegados de Inglaterra llevó al cruce de Bullenbeissers con otros molosos de menor talla dando lugar al Bullenbeisser de Brabante al que, según la costumbre de la zona, se le cortaban el rabo y las orejas para facilitar su evolución en la lucha contra sus enemigos de caza.
Durante la invasión napoleónica de Alemania muchos de los nobles fueron desposeídos de sus tierras y perdieron el control sobre sus jaurías. El Bullenbeisser pasó a ser entonces un perro de carniceros y de los tratantes de ganado y en ambos casos empezaron a seleccionar ejemplares de menor tamaño. También empezaron a verse ejemplares de la raza como perros de familia, guardando la casa y haciendo compañía a sus dueños y destacando por su afabilidad e inteligencia.
Por aquel entonces, la raza en cuestión es de color leonado o atigrado, con máscara negra y sin presencia alguna del color blanco. Éste aparecería con la introducción en la cría de ejemplares de Bulldog Inglés y puede ser la razón también por la que, de cuando en cuando, aparecen en las camadas actuales ejemplares de Boxer de color blanco pero no albinos.
En 1895 nace el primer Club de la raza en la capital de Baviera, Munich, y sus fundadores redactan el primer estándar de la misma. Muchas de las características recogidas en el mismo siguen presentes en los ejemplares de hoy en día.
Actualmente el Boxer es una de las razas más populares en todos los países del mundo. Aúna virtudes que lo hacen muy admirado por los aficionados al trabajo y a los perros de utilidad al mismo tiempo que su idoneidad como perro de familia está absolutamente fuera de toda duda.
El origen del nombre de la raza resulta curioso. La postura típica del Boxer cuando se enfrenta a un peligro o reta a otro perro recuerda a la figura de un boxeador preparado para el combate. De hecho, cuando dicho enfrentamiento se produce sujeto con una correa, el Boxer se levanta sobre las patas traseras y mueve y lanza las delanteras de la misma forma que un boxeador saca sus golpes.
El Boxer es un perro de una gran versatilidad. Puede guardar, proteger, auxiliar al ejército o a la policía, trabajar como perro de rescate, competir en Agility, Obediencia o pruebas de Schutzhund y un largo etcétera cuyo límite está en la imaginación de sus dueños.
El Boxer es un perro fundamentalmente feliz, juguetón, con un espíritu juvenil durante toda su vida, curioso y muy activo. Su inteligencia es notable, como lo es también su capacidad y rapidez de aprendizaje. Leal y afectuoso, el Boxer está siempre en contacto con la familia y es reconocido como uno de los mejores perros del mundo para convivir con niños, a los que cuida y protege y con los que juega incansablemente.
Su relación con otros perros es también excelente, especialmente si se ha dado desde que el Boxer es un cachorro, e incluso puede llegar a llevarse bien con gatos y animales de otras especies, aunque puede que la tentación de cazarlos sea más grande, por lo que en el caso de tener ratones, hamsters u otro tipo de mascotas en casa es mejor no dejar al perro a solas con ellos.
Contemplar a un Boxer cuando está solo, su manera de moverse, de jugar, de tocar los objetos, de correr, es todo un espectáculo estético. El Boxer es atlético y activo al tiempo que cómico y juguetón.
La naturaleza de la raza le lleva a proteger su casa y a su familia. Los visitantes conocidos son recibidos con alegría, pero avisa de los extraños y mantiene una vigilancia recelosa aunque prudente de los mismos mientras permanecen en casa.
El Boxer necesita interactuar muchísimo con su dueño y mantener un contacto casi constante con toda la familia. Aunque es una raza fácil de trabajar necesitan tener muy claro quien es su líder y conocer el orden jerárquico de la familia. El adiestramiento de un Boxer debe ser una tarea divertida, pero hay que ser constante y tener mucha paciencia. Una de las primeras cosas que se debe trabajar con la raza es enseñarle a refrenar sus exhibiciones de alegría. Es habitual que los ejemplares de la raza reciban a las visitas o a los miembros de la familia saltando encima de ellos, lamiendo sus manos y su cara o intentando jugar tirando de su ropa. Ésto, que puede llegar a resultar divertido para el propio dueño, se puede convertir en una costumbre socialmente muy molesta y que puede llegar a provocar, de manera involuntaria, algún desagradable accidente.
Pero el Boxer no es simplemente un payaso canino. En realidad se trata de una de las razas preferidas para el trabajo de guarda y protección, circunstancia que lo ha llevado a estar entre las más recurrentes en los ejércitos y cuerpos policiales de todo el mundo. El Boxer vigila su territorio de manera incansable y cuando intercepta la entrada de un extraño lo inmoviliza utilizando una técnica similar a la del Bulldog y otros perros de agarre. En su trabajo el Boxer hace todo un despliegue de facultades y mantiene su capacidad atlética hasta una edad muy avanzada.
Debido a estas facultades, las necesidades de ejercicio diario del Boxer, para estár mental y físicamente equilibrado, son muy altas y entre ellas hay que incluir siempre un buen paseo con correa. No es fácil enseñar al Boxer a caminar junto a su dueño sin tirar y sin intentar llevar un paso más rápido que el que éste lleva. En realidad no lo hace por rebeldía o por intentos de dominancia sino que su naturaleza le puede y le pide más, más y más rápido.
En cualquier caso el Boxer necesita de un líder dominante, capaz de imponer su voluntad a un perro que es un verdadero torrente de actividad y energía. El adiestramiento se debe iniciar de manera muy temprana y el trabajo ha de ser consistente, firme y constante. El primer objetivo es hacer entender al Boxer que vive dentro de un grupo organizado y que ocupa un puesto concreto dentro de la pirámide jerárquica. Toda la familia debe intervenir en la educación del cachorro para que éste comprenda que su sitio está inmediatamente por detrás del de los miembros humanos de la familia. Las órdenes y las tareas deben seguir un criterio lógico y aplicarse por todos de igual manera, a fin de no emitir mensajes erróneos que provoquen respuestas inadecuadas.
Es fácil que un Boxer se tome todo a juego, incluido el trabajo más serio. Esto en si no es malo. El problema es que se tome a uno de sus líderes a broma, porque entonces no considerará seria ninguna de sus órdenes y llegará a desobedecerlas de manera sistemática, pudiendo desarrollar un comportamiento testarudo, desobediente y difícil de tener bajo control.
También hay que ser muy cuidadoso con la relación del Boxer con otros perros. Esta raza es de naturaleza dominante y es mucho más complicado refrenar estos instintos con sus congéneres que en su relación con las personas. Si se quiere poder acudir de manera tranquila y segura a lugares frecuentados por otros perros es importante enseñar al Boxer a controlar su afán dominador sobre otros perros desde las primeras veces en que dicho comportamiento se manifieste. La corrección de este tipo de actitud debe ser siempre firme pero calmada, sin utilizar nunca la fuerza.
El aburrimiento es una palabra que no existe en el vocabulario del propietario de un Boxer. El Boxer es apropiado para casi todo tipo de familias, sin importar que su experiencia sea muy grande, siempre que se busque el consejo de un profesional o el apoyo de un grupo de trabajo. Puede ser incluso bueno para personas mayores o sedentarias que estén dispuestas y en condiciones de cambiar sus hábitos por otros más dinámicos y saludables. Porque lo único que necesita un Boxer para ser completamente feliz es atención, dedicación y actividad, pudiendo vivir bien en una gran casa en el campo o en un apartamento del centro de la ciudad.
Los propietarios de un Boxer pueden dedicar a su perro a una gran variedad de actividades. En general la raza tiene aptitudes para destacar en casi todos los deportes caninos. Aprenden rápido y realizan bien su trabajo, tal vez con un poco de precipitación, lo que implica que sus guías deben tener constancia y paciencia. Pueden participar en Agility, Obediencia, Exposiciones de belleza, Rastreo y, por supuesto, en todos los deportes de guarda y protección: Schutzhund, Mondioring, RCI, etc… Además, el Boxer es uno de los perros de utilidad por excelencia. Aparte de sus conocidos servicios para el ejército y la policía, la raza es extraordinaria en labores de perro de terapia, como perro de rescate en catástrofes e incluso se le ha empleado en ocasiones como perro auxiliar de ciegos y minusválidos.
ESTIMULACIÓN DEL CACHORRO DE BOXER
La fase más importante en la educación de un Boxer es la que se da en las primeras semanas de vida. La socialización temprana es imprescindible y de la calidad de la misma derivará el resultado final de tener un perro equilibrado y fácil de trabajar o que sea un animal testarudo, dominante y de temperamento complicado.
La socialización es el proceso mediante el cual el cachorro desarrolla sus habilidades para la relación y la comunicación con otros seres vivos y, en general, con su entorno. Un cachorro necesita ser expuesto a todo tipo de situaciones, ruidos diversos, gente desconocida, texturas y superficies diferentes y un largo etcétera de circunstancias que van provocando diferentes respuestas. Dichas respuestas pueden dar al propietario o al criador de un Boxer pistas muy seguras acerca del temperamento de su cachorro, al tiempo que van acostumbrando al pequeño a dichas situaciones y acondicionando las respuestas de manera que llegue a tomar como familiar cualquier tipo de acontecimiento o, al menos, a que tenga la capacidad de reaccionar y analizar las circunstancias en las que se encuentra sin desarrollar los típicos signos de miedo, timidez, agresión, etc…
En el carácter de un cachorro influye, además del ambiente, la herencia genética que recibe de sus padres. Por eso es tan importante concienciar a los criadores de la raza para que sólo utilicen en sus programas de cría a individuos con el temperamento típico y adecuado. Con todo, según algunos expertos, el 65% del temperamento final en un Boxer depende del trabajo y el adiestramiento y la base fundamental de éste es el trabajo de socialización temprana.
El objetivo principal es maximizar el potencial del cachorro estimulando su capacidad de aprendizaje, su curiosidad y sus instintos naturales. Todas las experiencias que viva un cachorro serán cruciales en el desarrollo de su temperamento adulto. Es muy habitual que los propietarios de un cachorro tengan unos horarios apretados, típicos de nuestros días, y les quede poco tiempo para dedicar a su Boxer. Son muchos los casos de perros que jamás salen de casa si tienen una parcela en la que vivir y no ven nunca a otros perros, personas ni ruidos diferentes a los que pasan en la casa. Lo más normal es que este tipo de vida desemboque irremediablemente en un Boxer adulto poco sociable, hiperexcitado ante cualquier situación nueva y con una exagerada tendencia a la dominancia.
Conviene recordar que las respuestas temperamentales se dan cuando el perro recibe un estímulo y su cerebro genera una respuesta. Dicha respuesta tendrá una naturaleza u otra en función del conocimiento o de la capacidad de asimilación de la misma que se de por parte del Boxer. Todo, cualquier situación, incluído el estrés, es entrenable y los Boxer sometidos a situaciones diversas en sus primeras semanas de vida desarrollan la capacidad de respuesta adecuada para todo tipo de circunstancias.
El trabajo de socialización con un cachorro puede empezar desde el primer momento de su nacimiento. Existen métodos de estimulación temprana probados y exitosos. Algunos han sido desarrollados por los ejércitos de diferentes países, que cuentan con unidades caninas de altísimo prestigio. Dichos ejercicios consisten, básicamente, en manipular al cachorro, colocándolo en diferentes posiciones, y someterlo a palpaciones distintas y a cambios de temperatura que estimulen su corteza cerebral para que se vaya acostumbrando a situaciones cambiantes, mucho más allá de la tranquilidad y el sosiego que le provoca la madre.
Con el paso de los días y las semanas, esta estimulación neurológica se irá complicando cada vez más, introduciendo olores y ruidos diferentes y siguiendo con los distintos ejercicios de manipulación, tacto, temperatura. Al cabo de unas semanas, cuando el cachorro de Boxer esté capacitado para salir al exterior, será el momento de ampliar la gama de juegos dirigidos a estimular al cachorro. Hay que promover el juego de los mismos con los niños, poner música, radio, hacer las primeras salidas en coche, recibir gente diferente, colocar obstáculos y superficies más complicadas sobre las que evolucionar, etc, etc… Con este tipo de trabajo, la capacidad del Boxer para convertirse en un adulto curioso, jovial y equilibrado será mucho mayor que en el caso de los individuos que crecen sólos y desatendidos.
SALUD, ALIMENTACIÓN E HIGIENE
El Boxer es una raza básicamente sana y que alcanza edades avanzadas en muy buenas condiciones. Además, la permanencia de su temperamento alegre y jovial durante toda la vida hace que los ejemplares ancianos parezcan siempre más jóvenes. Aún así, hay algunas enfermedades que aparecen en la raza de manera recurrente. Entre ellas cabe destacar algunas cardiopatías y disfunciones del tiroides. Tampoco escapa a problemas de piel, provocados fundamentalmente por alergias. La displasia de cadera le afecta en una medida parecida a otras razas de tamaño parecido. La epilepsia y el cáncer son también frecuentes, pero no hasta el punto de obsesionarse con ello.
La obesidad es una condición tan común entre todas las razas caninas en la actualidad que puede llegar a considerarse como una pandemia. Entre los efectos más notables de la gordura en los Boxer se puede señalar la tendencia a roncar y una excesiva flatulencia que resulta, lógicamente, muy molesta.
La aparición de Boxers de color blanco en algunas camadas es motivo de fuerte controversia. Los puristas de la raza lo consideran una aberración y no suelen inscribirlos en los registros genealógicos. Hasta hace poco la práctica más habitual era eliminar a dichos cachorros, algo nada lógico teniendo en cuenta que se trata de individuos normales y sanos, más allá de cualquier criterio estético. No son albinos y sólo se puede aducir que padecen con más frecuencia que los Boxer de otras capas, casos de sordera, habituales en los perros blancos.
Para controlar la salud del Boxer es muy importante actuar de manera preventiva, acudiendo con regularidad al veterinario para cumplimentar los pertinentes programas de vacunación y las revacunaciones anuales contra las enfermedades más comunes o contra otras de carácter estacional, como la tos de las perreras, o ligadas a las circunstancias del animal, como el herpesvirus para hembras gestantes, u obligadas por ley, como sucede con la rabia. Todo programa de vacunación debe estar complementado con otro de desparasitaciones internas y externas que actúen contra las infestaciones parasitarias que pueden servir como vectores de enfermedades muy serias o que pueden provocar la inefectividad de las vacunas al reducir la respuesta del sistema inmunitario a las mismas.
El veterinario, además, será el encargado de revisar el estado de la boca, los ojos y la piel, así como de los oídos, especialmente desde que la práctica del corte de orejas es cada vez menos común.
Es muy importante procurar al Boxer una alimentación rica en nutrientes esenciales que mantengan en forma su musculatura y que proporcionen el nivel de grasas necesarios para su piel, pelo, ojos, etc… Es importante y muy recomendable dividir la ración diaria en dos tomas para evitar la aparición de episodios de torsodilatación de estómago. También es fundamental evitar que el Boxer esté obeso, especialmente en la etapa de cachorro y en la vejez, periodos en los que un estado de sobrepeso puede ser el desencadenante de otras enfermedades más penosas.
El cuidado estético del Boxer es muy fácil a pesar de su tamaño. Apenas necesita un buen cepillado semanal, con la ayuda de una gamuza o un buen cepillo de cerdas naturales. Se le bañará cuando sólo esté realmente sucio, con cuidado de secarlo muy bien y no dejarle húmedo a la intemperie y se aprovechará el momento del baño para revisar el estado de las glándulas anales y para cortarle las uñas, con mucho cuidado de no llegar a la parte carnosa.
EN BREVE
BOXER
ORIGEN: Alemania
Nº FCI: 144
GRUPO: FCI: Grupo 2 Sección 2, Molosoides tipo dogo, KC: Grupo Working AKC: Grupo Working
TALLA: Macho: De 57 a 64 cms.
Hembra: De 53 a 60 cms.
PESO: de 25 a 30 kilos
PELO: Muy corto, duro y apretado.
ENERGÍA: Alta
TEMPERAMENTO: Dinámico, afectuoso y dominante.
ADAPTABILIDAD: Alta
SOCIABILIDAD: Alta
SALUD: Buena
LONGEVIDAD: Alta (De 10 a 15 años)
UTILIDAD: Guarda, utilidad y compañía.