El Labrador Retriever tiene una historia fascinante. Existen algunas controversias acerca de su origen exacto, pero lo que no puede ponerse en duda es que se trata de una raza británica, por excelencia, pues fue en Inglaterra donde se desarrolló y homogeneizó como tal, independientemente de sus orígenes más antiguos.
Guarda lazos comunes con otros retrievers y con perros como el Terranova, siendo más que probable su llegada original a las costas del Oeste de Inglaterra acompañando a los barcos de pesca procedentes de los bancos bacaladeros de Terranova, en Canadá.
Su gran diferencia de tipo, tamaño, pelo, etc… con el Perro de St. John, ancestro de los actuales Terranovas, así como la proliferación en la zona de marinos y pescadores portugueses, ha llevado a algunos autores e historiadores de la raza a defender la relación entre ésta y otras, como el Cao de Castro Laboreiro, que le habría dado también el nombre, desvinculándolo del tradicionalmente relacionado con la Península del Labrador.
El Labrador Retriever fue, desde el principio, una raza de trabajo, práctica y versátil, que mostró unas habilidades innatas para la recuperación en el agua de las redes de los pescadores, aparejos e incluso peces, lo que llamó la atención de algunos cazadores aficionados y que les hicieron adquirir algunos ejemplares para utilizarlos en la caza de aves acuáticas.
A partir de ahí se iniciaría una labor de selección y crianza en el último tercio del siglo XIX que llevaría, en muy pocos años, a hacer del Labrador una de las razas preferidas en Gran Bretaña, primero y, más adelante, en todo el mundo.
La Segunda Guerra Mundial marca un punto de inflexión en la popularidad de la raza que, trascendiendo de su tradicional papel como perro de caza, empieza a ser cada vez más popular entre los simples aficionados a los perros o para su utilización, por su docilidad y extremada inteligencia, como perro de utilidad en otros muchos menesteres.
En la segunda mitad del siglo XX el Labrador Retriever se convierte en la raza más importante del mundo junto al Pastor Alemán algo que, sin poner en duda que ha significado una suerte para el Labrador, ha supuesto también un serio peligro, debido al acercamiento a la raza de criadores exclusivamente comerciales o escasamente preocupados en mantener unos criterios de selección firmes.
PERRO DE FAMILIA
El Labrador es un perro de familia ideal, ya que se adapta muy bien a cualquier circunstancia de vida. Se lleva bien con otros perros y casi con cualquier animal. El Labrador Retriever se comporta durante gran parte de su vida como si fuera un eterno cachorro.
Durante los primeros meses de vida el Labrador es curioso y temerario y es fácil que se meta en más de un problema si no se le tiene bien controlado. Adora a la gente y lo demuestra de manera impulsiva. Conviene, por tanto, tener cuidado cuando se acerque el cachorro de Labrador a niños y ancianos, a los que puede llegar a lastimar por “exceso de cariño”.
PERRO DE TRABAJO
Un gran número de Labradores siguen cazando en la actualidad, pero son aún más los que viven como simples animales de compañía o desarrollando otros trabajos. La capacidad de aprendizaje de la raza le hace ideal para dedicarlo a casi cualquier función.
Rinden al máximo nivel como perros de explosivos, detectando narcóticos o como perros de rescate. Una de sus funciones más tradicionales es la de perro lazarillo.
En España, la Fundación ONCE del Perro Guía utiliza preferentemente al Labrador Retriever en sus programas de educación, teniendo unos resultados espectaculares desde hace muchos años.
SALUD Y ESTÉTICA
El Labrador es una raza sencilla de cuidar. Suele vivir perfectamente más de doce años sin grandes problemas. Puede padecer algunas enfermedades articulares como la displasia de cadera o de codos, pero dichas afecciones se pueden prevenir con una buena selección genética, una alimentación equilibrada y el ejercicio adecuado durante la etapa del crecimiento.
Los ojos, el corazón y la piel pueden ser también puntos delicados que conviene controlar con el veterinario, pero la incidencia de las enfermedades más comunes es similar a la que se da en casi todas las razas de sus mismas características.
El Labrador es uno de los perros más glotones del mundo, por eso es muy importante controlar el peso durante el crecimiento, para evitar problemas articulares y de piel en el futuro y también durante el resto de su vida.
El Labrador no necesita un arreglo estético y su pelo es muy fácil de cuidar. No se anuda nunca pero debe cepillarse, llegando bien al denso y abundante subpelo. El baño debe dejarse para cuando el Labrador está realmente sucio.
ALGUNOS DATOS DE INTERÉS
TALLA: Machos 56 a 57 cms.; Hembras 54 a 56 cms.
PESO: Hembras 25 a 27 kilos; Machos: 28 a 30 kilos
PELO: Corto, denso, fuerte y con abundante subpelo.
ENERGÍA: Alta
TEMPERAMENTO: Cariñoso, entregado, activo.
ADAPTABILIDAD: Alta
SOCIABILIDAD: Alta
SALUD: Buena
LONGEVIDAD: Alta (de 12 a 15 años)
UTILIDAD: Compañía, Caza, Utilidad.
RECOMENDADO PARA: Familias, amantes de los paseos y el aire libre, dueños novatos y experimentados.
NO RECOMENDADO PARA: Personas sedentarias, vivir aislado, casas llenas de “objetos frágiles”.