«¿Qué he hecho mal?» Esa pregunta es la que atenaza al protagonista de un corto realizado en Taiwán y patrocinado por la Fundación Purina para concienciar acerca del abandono animal.
Los perros nunca dejan de querernos. Para ellos, nos convertimos en mucho más que sus compañeros o su familia: somos su mundo. El abandono implica un sufrimiento tan grande en un perro que, incluso en los casos en los que se vuelve a encontrar una familia de acogida, no llegan a superar nunca la herida. Abandonar un perro a sus suerte puede implicar, en muchas ocasiones, una muerte accidental o un gran sufrimiento físico, pero siempre, siempre, comporta un trauma emocional que le acompañará por el resto de sus días.
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