Deseos de año nuevo
A lo largo de los últimos veinte años han sido muchas las ocasiones en las que he escrito un artículo con los deseos para el año venidero, por supuesto, casi siempre relacionados con el mundo de los perros.
Revistas, periódico, webs… los formatos importan poco, al final, lo verdaderamente importante es plasmar las esperanzas que uno tiene para el futuro de una afición tan apasionante como la nuestra.
Así que, en la ilusión de que, al menos una parte de este “desideratum” termine convirtiéndose en realidad, ahí va mi personal Carta a los Reyes Magos, Papá Noel, la Vieja Beffana, el Olentzero, el Tió, Rajoy, Iglesias, Rivera, Sánchez, Merkel e incluso la CUP… por si acaso.
Es cierto que, como los niños, a la hora de pedir uno no se pone límites, pero como ya se me van echando unos años encima, empiezo a entender que todos estos personajes maravillosos dedicados a cumplir, más o menos, nuestros deseos, tienen que atender a tantas personas, en tantos lugares del mundo, que es mejor pedir menos cosas pero importantes, que diversificar demasiado para, al final, quedarse sin nada.
Así que, para 2016, en materia canina (aunque aplicable a casi cualquier otro ámbito de la vida) sólo le pido una cosa: COMUNICACIÓN
Pensarán muchos y con razón, que dicho así es tan vago y tan general que apenas se entiende lo que pido. Por eso, con su permiso, intentaré explicar un poco mejor mi deseo.
Communicare, ergo sum
O sea, comunico, luego existo. Esa es la gran verdad del tiempo que nos toca vivir. Comunicación es igual a Divulgación más Propaganda más Conocimiento más Relevancia más Educación… ¡Casi nada!
Estamos inmersos, sin posibilidad de remisión alguna, en la Sociedad de la Comunicación total, inmediata y universal, al punto de que, todo aquello que no se conoce, no existe. Las grandes empresas invierten cantidades cada vez mayores en tener una política de comunicación adecuada a sus expectativas, cubriendo todos los campos imaginables: publicidad directa, promoción y comunicación de sus productos y servicios, influencia en medios y redes sociales, contacto directo con el público, etc…
El uso de todas las herramientas de comunicación disponibles en el momento actual, con especial relevancia de aquellos medios que permiten la interacción directa con el usuario final, componen lo que se llama, de un modo un tanto pedante, Comunicación 2.0 o ya incluso Comunicación 3.0
En este tipo de Nueva Comunicación se rompe el mecanismo tradicional de Emisor/Receptor en el que una entidad (persona, empresa, asociación, compañía, etc…) daba a conocer un mensaje para que fuese recibido y asimilado por un receptor, también variado. Ahora la cosa ha cambiado. Las empresas, asociaciones, medios de comunicación o grupos de personas, pueden seguir emitiendo sus mensajes utilizando herramientas tradicionales y otras nuevas, pero, además, están obligados a recibir también aquello que, ya sea como reacción al mensaje o como mensaje en si mismo, emiten los tradicionales receptores, especialmente a través de su presencia en Redes Sociales e Internet donde es tan importante y tan audible la voz de unos como la de otros.
Para concretar, en la materia que nos preocupa más, los perros, ya no basta con que las diferentes publicaciones (mayoritariamente online) asociaciones (Sociedades Caninas centrales y regionales, Clubs de Raza, Agility, Trabajo, etc…) criadores, veterinarios, peluqueros, tiendas, empresas del sector e incluso grupos de aficionados, den a conocer sus mensajes, publicitando sus servicios, productos, actividades, etc… sino que todos ellos deben estar muy atentos a cuanto sucede en la Sociedad y a cuanto se dice en relación directa, indirecta o meramente tangencial, relacionado con ellos, para poder obtener oportunidades para crecer, ganar relevancia, obtener ventaja de los aciertos y solucionar o minimizar el efecto de los fallos.
Subestimar el poder de la comunicación social es un defecto grave que puede salir muy caro. Hoy en día, la viralización de una noticia, comentario, fotografía, etc… puede devenir en la creación de una tendencia, una corriente de opinión e incluso en la promoción de acciones que terminen con los intereses de cualquiera.
Tenemos ejemplos de sobra en los últimos años e incluso hemos visto surgir, como de la nada, movimientos ciudadanos y políticos que han ganado una gran relevancia partiendo o valiéndose como arma fundamental de los diferentes medios de interacción social.
Lo primero: educar y divulgar
Dicen que una mentira no deja de serlo por más que se repita mil veces… puede que sea cierto (aunque tengo mis dudas) pero no menos cierto es que una idea, a fuerza de repetirla y compartirla, termina por convertirse en una creencia, en un dogma que, una vez instalado en la conciencia social, cuesta mucho más trabajo sacar, desmentir o probar en contrario.
Los que amamos la cinofilia somos muy conscientes de esto. Desde hace unos años nos enfrentamos, sin necesidad, al auge y la pujanza de una serie de movimientos que, con la base loable y compartida por todos, de luchar contra el abuso y maltrato animal, el abandono, etc… cargan sus máquinas contra todo lo que no comparta un par de líneas generales de actuación: 1. Adopta, no compres y 2. Esteriliza.
Una iniciativa noble puede terminar teniendo consecuencias perversas. Lo cierto es que el uso de dos preceptos tan simples, básicos y directos, consigue hacer un mensaje sólido y muy fácil de captar, asumir y difundir. Si se tiene que entrar en disquisiciones, explicaciones, excepciones, etc… la fuerza del mensaje termina diluyéndose, al punto de poder resultar inútil.
De nada sirve que se cuestione si, en realidad, la maximalización de estos presupuestos “animalistas”, “buenistas”, “proteccionistas” o como cada uno quiera etiquetarlos, a lo que llevarían es a la extinción final de perros y gatos, puesto que, si no se cría y se esteriliza, parece evidente que se va hacia la desaparición de una especie.
Tampoco se puede poner en cuestión, al parecer, el porcentaje de perros mestizos o de pura raza que son abandonados y puestos en adopción en las diferentes entidades dedicadas a tan noble fin.
Cuando se hacen estadísticas acerca de la incidencia de determinadas enfermedades en los perros, siempre se utiliza la raza para catalogarlos, e incluso cuando no se conoce bien la misma se usa la coletilla de “mestizo tipo…” para, finalmente, meter en la estadística del tipo los resultados de perros que, en realidad, son mestizos fruto, en el 99% de los casos, de cruces fortuítos o basados en criterios tan espúreos como la vecindad o la simpatía. De este modo, se va quedando en el inconsciente colectivo la idea de que los perros de raza son débiles y enfermos y los mestizos son perros sanos y vitales… De ser cierto esto, lo sería sólo en parte, en una muy pequeña parte, pues podríamos estar de acuerdo en la fuerza genética y en la salud de perros criados según las Leyes Naturales de selección y prevalencia de los perros más fuertes y sanos sobre los más débiles y enfermos pero, como ya hemos dicho, esto no se da en el mundo de los perros mestizos, salvo en el caso, casi inexistente en nuestro país, de los perros asilvestrados.
¿Cuál debe ser “nuestra” reacción ante esto? Comunicar. Comunicar es igual a educar y se debe hacer de forma permanente, a diferentes escalas, dirigida a todo el público, tanto al potencial como al real, transmitiendo ideas y mensajes coherentes y que respondan a ideas y presupuestos comunes para, de esta forma, ir creando una conciencia social real de lo que nuestro mundo, la cinofilia, representa.
En esta tarea entramos todos, pero, eso si, cada uno según su capacidad y sus responsabilidades, desde el aficionado o propietario concienciado individual hasta las asociaciones o entidades nacionales de mayor envergadura. No se puede pedir el mismo trabajo o implicación a un pequeño criador, a un expositor ocasional o a un propietario de un perro de raza, que a un medio de comunicación o a una Sociedad Canina de carácter nacional. Lo que es evidente es que todos debemos ser conscientes de la forma de actuar, los objetivos principales y los mensajes a transmitir, tanto los de carácter general como aquellos que dependan de la naturaleza y actividades de cada uno de los agentes.
Muchos de los que llegan hasta esta web, la mayoría, lo hacen porque son aficionados de nivel alto y, por tanto, ocupan gran parte de su tiempo en actividades competitivas, fundamentalmente exposiciones morfológicas, pero también trabajo, agility, etc… Debemos tener claro que eso es la nata de nuestro pastel, pero para poder poner dicha nata antes debemos garantizar que existe un buen bizcocho, una buena base.
Para poder establecer dicha base, debemos, antes que nada, poner en valor EL PERRO, con mayúsculas, dando a conocer su historia, evolución, desarrollo y la increíble aventura que ha vivido como especie íntimamente ligada al Hombre desde hace miles de años.
No es posible explicar al Perro sin el Hombre. No hay ninguna otra especie en la Tierra que, en tan pocos años, haya tenido una diversificación tan grande, adaptando su forma, tamaño, pelaje, temperamento, etc… a las diferentes utilidades para las que nosotros, los hombres, hemos querido utilizarlo. El conocimiento de la historia del perro es un paseo por la Antropología, por el desarrollo de las Sociedades humanas de los últimos treinta milenios. Junto al Perro, el Hombre ha ido ganando destrezas, conocimientos, descubriendo y conquistando el mundo, construyendo pueblos, ciudades, naciones… librando batallas contra otros pueblos o ganándoselas a las adversidades de la Naturaleza. Por eso, sería fundamental poder llevar a las escuelas y al público en general toda esta fascinante aventura, a través de internet, de los medios de comunicación y, fundamentalmente, de la actuación de las asociaciones con capacidad para ello, en colaboración con las autoridades públicas, además del ejemplo cotidiano que cada uno podemos llevar hasta quienes se relacionen con nosotros.
Valor social
Pero el Perro no sólo es historia, pasado, también es presente y es futuro en nuestra Sociedad. Son muchos, a nivel individual y colectivo, quienes dedican su tiempo y sus perros a labores de alto valor social. Hay que ponderar esta vertiente utilitaria de los perros y no dejar pasar las ocasiones para dar a conocer lo que hacen los perros de asistencia, terapia, guía, detección, protección, defensa, pastoreo, rescate, etc… Tenemos ejemplos en cada ciudad, en cada pueblo, casi en cada esquina y debemos aprovechar para hacerlos destacar, para potenciar el valor del perro como animal de servicio, siempre dedicado y entregado a todo aquello que le hemos demandado.
Pero, volviendo a las escuelas, el Perro no tiene valor social sólo por lo que hace, sino también por lo que puede conseguir que otros hagan.
Propagar los valores de la tenencia responsable o de una crianza dedicada y sujeta sólo a una serie de criterios selectivos, puede ser de gran utilidad para la Sociedad en general. Los niños, sobre todo, pero los adultos también, que se educan en las responsabilidades que supone poner un perro en sus vidas, cuidar su bienestar, alimentación, ejercicio, higiene y comportamiento en las diferentes situaciones de la vida, serán personas responsables, más sociables y solidarias, ocupadas y preocupadas por el medio ambiente y por el buen estado de sus ciudades y parques, concienciados en materias como prevención de enfermedades, seguridad víal, conducción responsable y un largo etcétera que se irán impregnando, casi de forma involuntaria, en el inconsciente general.
Adopta, compra, elige
La decisión de poner un perro en la vida de una persona o de una familia, debe ser una decisión madurada, consciente y absolutamente informada, que se tome con conocimiento de causa y que se haga teniendo en cuenta las circunstancias personales de aquellos que van a tener, los próximos doce o quince años, a un miembro más, lleno de derechos y de obligaciones, dentro de la familia.
La adopción de animales abandonados es, no sólo una opción, es una decisión obligada, necesaria y que debe ser promovida por todos, incluso por aquellos que dediquen gran parte de su vida y de su tiempo a los perros de raza o a su crianza.
Sólo reduciendo el número de abandonos y mejorando la conciencia social general hacia los perros, seremos capaces de mejorar la imagen que de los perros de pura raza se tiene y, en consecuencia, fomentando que se mire hacia ellos como lo que realmente son y no como lo que algunos quieren hacer ver.
Hay que empeñarse en dar a conocer el verdadero carácter del criador serio, concienciado y responsable, que dedica años de esfuerzo, personal, profesional y económico, a conocer mejor la raza con la que está implicado, a buscar la excelencia en la cría y a abordar ésta desde un plano general, no centrado exclusivamente en el aspecto físico, sino teniendo como pilares fundamentales la salud y el temperamento, sin los cuales una raza nunca podría ser entendida como tal.
El usuario final, cuando tome la decisión de adoptar o de adquirir un perro de raza, debe conocer todas las opciones y debe saber qué le puede deparar su decisión en el futuro.
La cinofilia organizada debe ser capaz de dar a conocer todo lo que tiene de bueno: la capacidad para criar perros sanos y equilibrados, la seguridad de lo que un perro de raza nos puede ofrecer en cuanto a aspecto, salud, temperamento, adaptabilidad, utilidad, necesidades específicas, etc…
El criador, los clubs de raza y las sociedades caninas deben, por tanto, ser sinceros con quienes soliciten su información, asesorando y dando a conocer los pros y los contras de cada raza, en función de la personalidad, estilo de vida o nivel de experiencia del futuro propietario y, en caso de ser necesario, desaconsejar la adquisición de una raza determinada o, incluso, promoviendo la opción de la adopción si es la más adecuada.
La sinceridad, a la larga, sólo puede traer satisfacción y promover un mayor prestigio para quien haya dado tal información.
Formación e información continua
Pero, además, los esfuerzos de comunicación en nuestro mundo cinófilo no deben centrarse exclusivamente en aquellos que están fuera, en la Sociedad y sus distintos agentes, sino también dirigirse hacia dentro, hacia nosotros mismos, para potenciar el desarrollo personal y profesional de todos, en cada una de las distintas facetas de la cinofilia.
Es imprescindible poner al servicio de todos los aficionados y los interesados, cuantos más conocimientos mejor sobre cría y selección, sobre salud y métodos de prevención para cada raza, en cada momento de la vida, en cada situación, sobre el fundamental trabajo de la selección de carácter y, no menos importante, la consolidación de dicha selección con una educación y unos cuidados adecuados, con unos procesos de socialización eficaces.
Hay que dar a todos los que se mueven dentro de la cinofilia las herramientas adecuadas para enseñarles a diferenciarse de aquellos que no hacen las cosas bien. Contribuir a que resalten los criadores concienciados y su papel fundamental en el desarrollo y el mantenimiento de un animal tan maravilloso como el perro frente a esos otros que sólo se acercan a la cría como una forma fácil de obtener un beneficio económico, aunque sea a costa del bienestar y la salud de sus perros.
Es fundamental profesionalizar, en el sentido menos económico pero más elevado del término, todos y cada uno de los estamentos de la cinofilia, para conseguir que su desempeño sea inmaculado: criadores, expositores, comisarios, jueces, adiestradores, handlers, peluqueros,… todos deben tener la posibilidad de estar siempre a la última, de conocer cada novedad, cada avance, cada cambio que afecte a nuestro sector, en general, o a la particularidad de su función concreta.
La acción de todos y cada uno de los que estamos implicados en la cinofilia, como ya dije antes, en la medida de nuestro tamaño, capacidad e importancia, debe ser transparente, universal y abierta al mundo, porque no estamos “en perros” para convertir nuestra afición en un coto cerrado y exclusivo, cada vez más pequeño y apartado del mundo, sino para hacer que lo que para muchos es una afición de locos, singular y un poco excéntrica, sea vista, en realidad, como una parte importante de lo que supone una Sociedad avanzada, moderna y sensible con su historia y su cultura.
Vivimos tiempos de cambio, de modificación de las estructuras sociales y profesionales y se abren ante nosotros oportunidades importantes. Surgen nuevas profesiones y otras están por tener un sustento oficial, algunas de ellas relacionadas con los animales de compañía en general y con los perros en particular. Quienes pueden hacerlo no deben dejar pasar la oportunidad de ponerse a la cabeza de la reclamación justa y necesaria del verdadero lugar del perro y todo su mundo en nuestra Sociedad, haciéndose cargo, además de la comunicación, la educación y el conocimiento en torno a los perros, de los distintos desarrollos profesionales que conlleva. Será una forma maravillosa de garantizar su futuro, de crecer y de tomar la posición de relevancia que se espera y que le corresponde.
Nuestro mundo canino sufre de un déficit de comunicación generalizado que, a la postre, puede resultar fatal para nuestros intereses. Pongámonos todos, todos, todos, en la labor de conseguir que 2016 sea, por fin, el año de la comunicación, a lo grande, al menos en materia canina.
¡Feliz 2016 para todos!