Las nuevas tendencias laborales han llevado, a las empresas más innovadoras, a crear espacios de trabajo en los que el empleado se sienta a gusto, integrado y feliz, en la seguridad de que así, creará un vínculo emocional más fuerte, tanto con la compañía como con sus compañeros y, finalmente, se traducirá en una mayor productividad.
Son paradigmáticos los ejemplos de Google, Yahoo, Apple y muchos otros surgidos de la Cultura 2.0 en torno a la nueva economía, las comunicaciones e internet.
Gimnasios y salas de ocio, espacios abiertos, luz natural, guarderías, comedores integrados, bibliotecas y un largo etcétera que, hasta ahora, nadie consideraba como parte de una zona de trabajo, cada vez lo son más y en empresas de todo tipo.
En Estados Unidos existe, dentro de esta filosofía, la celebración del «Día del perro en el trabajo». Cada año más empresas se suman a la iniciativa y ese día los empleados acuden a trabajar acompañados de sus mascotas, pero, ¿existen compañías que apliquen esta filosofía de manera permanente? Pocas, pero si. Las hay. Como el caso que hoy nos ocupa.
Kurgo, un caso de éxito
Kurgo es una empresa americana dedicada a la fabriación, venta y distribución de accesorios para animales de compañía, especialmente para perros. La historia de la compañía arranca por la iniciativa de dos hermanos apasionados por las mascotas, pero gracias a su filosofía y a su calidad, el crecimiento ha sido imparable, tanto en volumen de negocio como en número de empleados, al punto de que, en 2014 el espacio ocupado por Kurgo empezaba a convertirse en pequeño e inconveniente.
Desde la fundación de Kurgo, la posibilidad de acudir al trabajo acompañados por sus perros, era parte intrínseca del espíritu de la empresa y así lo hacían muchos de sus empleados. Cuando se dieron cuenta de que cada vez eran más y estaban en un espacio inapropiado, la dirección de Kurgo tomó la decisión de reestructurar el espacio de trabajo, un enorme y viejo almacén, pero haciéndolo desde dentro y desde abajo, es decir, dejando que los propios miembros de la empresa participasen, tanto en el diseño como en la realización del proyecto.
¿El resultado? ¡Espectacular!
El mejor chenil-oficina del mundo
Kurgo tiene su sede en un viejo hangar industrial de 1956. Un espacio enorme, con muchas posibilidades, algo que la «filosofía Kurgo» no iba a dejar pasar. No les gusta hacer las cosas a medias y por eso decidieron crear el mejor espacio de trabajo realizado jamás.
Para realizar las estructuras interiores se utilizaron contenedores industriales reciclados, los mismos que se utilizan para importar los productos distribuidos por Kurgo. Como remate, maderas viejas, abandonadas en almacenes y serrerías de Maine del siglo XIX y también recuperadas. Sillones de viejos Diners o de antiguas barberías, bancadas de cines, canoas y un largo etcétera de objetos impensables para una oficina al uso han dado lugar a, posiblemente, una de las sedes empresariales más bonitas y con más carácter del mundo y, por supuesto, siempre teniendo en cuenta que los perros, no es que sean bienvenidos, es que son una parte más del día a día de la empresa.
Los perros cuentan con sus propios frigos donde tienen snacks o pueden guardar su comida, pueden estar en la zona de trabajo de su dueño o fuera de ella y, entre otras cosas, hay pausas para pasearlos.
Sin duda, un caso que, aunque paradigmático y tal vez utópico, en parte puede servir de ejemplo para muchos.
Perros felices = empleados satisfechos = mejores resultados.